sábado, 7 de diciembre de 2013

BTT: ÁVILA- VILLALBA

 2 junio 2012

BTT: ÁVILA- VILLALBA

Un sábado 2 de junio quedamos, Rubén, Fer y yo  para realizar una ruta que teníamos muchas ganas de hace tiempo; la que une Ávila con Villalba. Puestos todos de acuerdo, quedamos directamente en la estación de tren de Villalba para cojer el primer tren de la mañana hacia Ávila.


La ruta a priori, tenía en el largo kilometraje(94 km)  su parte más dura, pues lo que sabíamos es que sólo existía una bajada quizás no totalmente ciclable. Según bajamos del tren hicimos los primeros metros en bici por las calles de Ávila y despúes tuvimos al principio algunos problemillas del track del tipo "esta valla no tenía que estar aquí" que fueron subsanados sin mayores problemas aunque cruzando por algún que otro sitio de dudosa legalidad.


Los kilómetros iniciales transcurren por caminos amplios sazonados al principio por árboles que dejan posteriormente campo abierto para contemplar los parajes cercanos a Ávila.



Todavía cerca del inicio nos vemos obligados a cruzar una carretera no sin antes haber dudado y retrocedido para evitar perder el track. Un pequeño paseo por veredas apenas visibles nos llevan a un punto en el que nos vemos obligados a pasar las bicicletas por encima de una valla de alambre... glups! mal empezamos...


Vamos pisteando más o menos paralelos a la vía del tren, con un pequeño tramo campo a través, y llegamos al puerto de las Pilas, y a su calzada romana. La bajada desde el puerto, a través de dicha calzada, se me antoja algo dificililla.





Las pequeñas piedras del principio se convierten casi de repente en grandes rocas, y lo que era terreno compacto pasa a ser barro de ese que atrapa las ruedas y dificulta el avance aun cuando se trate de una bajada. La prudencia obliga a bajarse de la bici en más de una ocasión, las recientes lluvias no facilitan el tema y todos queremos seguir la ruta sin que exista ningún percance...




Los últimos kilómetros de bajada se hacen por camino de tierra suelta mucho menos técnico pero que requiere cierto control para evitar una derrapada que podría resultar más dañina debido a la velocidad.


El descenso termina en una carretera que pronto abandonamos para cruzar un pequeño río que de nuevo pone a prueba nuestra capacidad para sortear un obstáculo del que desconocemos su dificultad.


El descenso termina en El Herradón, y a partir de ahí comienzan unas rampas de tierra no demasiado duras al principio que se convierten en verdaderos muros de cemento al cabo de poco tiempo.


Con estas cosillas llegamos a El Herradón, y confirmando que todo lo que sube baja, nos metemos unas cuestas de las que hacen época en San Bartolomé de Pinares. Primero por la carretera; luego por el adoquinado del pueblo, donde la cuesta se endurece. Una señora del pueblo riendose nos comenta que aún nos queda lo peor para coronar, ¡que maja ella! y que no cree que subamos por el cemento, que eso sería una locura: bingo, nos metemos la subidita (así a ojo del 25%) por el cemento.


Plato pequeño, piñón grande, respiración entrecortada, ya queda un poco menos para llegar arriba... y la carretera sigue retorciéndose para mostrar un nuevo repecho tan duro y exigente como el anterior. Ya no vamos juntos, cada uno ha optado por su propio ritmo en dura lucha con sus pulsaciones, no hay bromas, no hay comentarios, todos estamos concentrados intentando buscar ese poco más que queda dentro y que esperamos nos haga llegar a lo más alto de esta maldita subida que no acaba nunca..


Termina el martirio, el camino nos lleva cruzando de nuevo una carretera a una zona más verde en la que el paisaje acompaña durante una subida mucho menos exigente y de mayor vegetación.


En la zona más alta aprovechamos para tomar un merecido descanso y reponer unas fuerzas que comienzan ya a flaquear. Un fácil y bonito camino de tierra entre pinos acompaña a estos kilómetros en los que los descensos son seguidos de pequeñas pendientes rodeado todo de un bonito paisaje que incluye panorámicas vistas desde las zonas más altas.


Tras las pistas y las praderas, el paisaje ha cambiado, y buscamos Valdemaqueda, y Robledo, por unas extensiones de pinares alucinantes.




Cerca de Robledo de Chavela los últimos kilómetros con el pueblo a la vista se hacen eternos deseando llegar al punto que nos hemos propuesto para comer.


La parada en Robledo se alarga algo más de la cuenta disfrutando del merecido descanso. Nos queda poca o nada de agua y estamos sedientos. Son las 3 de la tarde y vamos deshidratados, así que metemo la cabeza directamente en la fuente para refrescarnos. ¡que gusto! Después de refrescarnos, estamos ya preparados para afrontar el último esfuerzo, la última subida que ha de llevarnos hacia el final, hacia El Escorial.



Las rampas que encontramos al principio vuelven a poner a prueba nuestra capacidad de aguante, el terreno es fácil pero la pendiente se hace dura y los km se empiezan a notar... Afortunadamente, todo lo que sube baja, y en esta ocasión la facilidad del terreno se agradece.


Llegando a Zarzalejo sabemos que ha pasado lo peor, pero no vale rendirse ahora; hay que seguir apretando hasta Villalba, por la calzada romana, por las calles del Escorial, por el arcén de la crta. a Guadarrama, por la pista que nos lleva desde el camping a Villalba..
Ya vemos el Escorial a lo lejos. Estamos en la zona de la silla de Felipe II.


Llegamos a zona conocida, con caminos estrechos y relativamente técnicos en los que dar salida a la poca adrenalina que nos queda, sabemos que ya queda muy poco, que la meta está cerca, y es hora de disfrutar cada instante.


Unas últimas pedaladas antes de llegar al destino final. Ha sido una bonita ruta, una aventura que ha salido bien y que todos hemos acabado enteros.

Una foto en la silla de Felipe II, antes de llegar a Villalba

El track de la ruta que seguimos. No lo pudimos grabar, pero es el que usamos.

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